sábado, 12 de febrero de 2011

Retrato de sumisión

Si os digo el nombre de Aisha Bibi probablemente no conozcáis quien es, pero su historia ha recorrido el mundo y su retrato, realizado por Jodi Bieber, una conocida periodista sudafricana, se ha llevado estos días el premio a la mejor fotografía del año 2010 en los World Press Photo.

Esta imagen ha dado luz a un problema que todos conocemos, de oidas, más profundamente, por lo que la gente habla, o porque realmente nos toca de cerca, pero que ninguno ignoramos. Y esta es una de las más bellas funciones del fotoperiodismo, una de las que hace que me enamore de esta profesión cada día más, y es el hecho de mostrar aquellos temas que están olvidados, situaciones que ignoramos, enfoques que no vemos, pero que las cámaras captan y nos cuentan. Pero dejando el fotoperiodismo a un lado, del que espero hablar en otra ocasión más profundamente, me gustaría centrarme en el tema propio de la fotografía.

Esta es Aisha Bibi:

Fotografía de Jodi Bieber, la imagen de Aisha Bibi

Aisha Bibi es una mujer de 18 años (si mujer, me resulta raro decirlo, pero su situación y su historia, me permiten deducir la madurez de la que esta mujer de apenas 18 hace gala, madurez que en los países occidentales ni siquiera imaginamos con edades superiores) y como tantas otras mujeres afganas se casó muy joven, y como tantas otras mujeres afganas era maltratada por su marido, y como tantas otras mujeres afganas soportaba vejaciones y sufrimientos porque la tradición y la ley así lo dictan. Son tantas...

Y os preguntareis, ¿Cuál fue su delito? Pues bien, la falta de Aisha fue huir de la casa de su marido para refugiarse en la casa de su familia, y a esta llegó quejándose del maltrato que de este recibía. Allí estaría a salvo; aunque eso era si tenía la suerte de poseer una familia que veía y comprendía lo que le estaba pasando y que le daba cobijo ante eso, pues son muchos los familiares, mujeres incluidas, que han asumido de tal manera este tipo de tradiciones, que no toleran una insurrección de estas, aunque sea por parte de personas con las que les unen vínculos tan fuertes.

Su protección y tranquilidad no duró mucho. Una noche los talibanes llegaron a su casa exigiendo que Aisha fuese ajusticiada por su grave falta. Eses mismos talibanes que asumiendo el poder en Afganistan hicieron ley la más extremista interpretación de la Ley Sharia musulmana, condenando a las mujeres a una vida de meras esclavas, sin apenas ningún poder de decisión sobre su vida; el burka, la imagen más famosa de estas heroínas es sólo un símbolo de su sumisión ante el poder talibán y masculino.

El veredicto no tardó mucho en llegar, y mientras su cuñado la agarraba, el marido de Aisha le cortaba sus dos orejas y la nariz; abandonándola tras este acto inhumano y de una crueldad intolerable. Su delito, protegerse del algo que la dañaba, su castigo, la amputación de varios de sus miembros, para que así "aprenda la lección". Repugnante.

La suerte de Aisha fue que tras ser abandonada, la encontraron unos cooperantes y militares estadounidenses, que la rescataron, la cuidaron y tras estar un tiempo en un refugio para mujeres en Kabul, fue trasladada a Estados Unidos, donde se la trató de las heridas que la amputación había provocado y donde fue operada con cirugía reconstructiva para recuperar así su rostro de nuevo.

El rostro de Aisha es la imagen de la cruda realidad alfana, una realidad que ocurre en el mismo instante en el que nosotros nos tomamos un café, o en el que nos quedamos en cama cinco minutos más porque nos parecen pocas las ocho horas que hemos dormido hoy, su rostro es el rostro de miles de mujeres que sufren día a día, que llevan una vida de perros, hasta que para suerte de muchas, la muerte se las lleva, dándoles entonces algo de la paz que siempre han merecido.

Aisha nos enseña que aunque seamos indiferentes este tipo de cosas suceden a diario, y que nosotros no hacemos nada para remediarlo, pero en un problema de estas dimensiones, en las que un país entero está dentro de el, en el que cuestiones religiosas están de por medio,...nosotros, pequeñas hormiguitas, ¿qué podemos hacer? Pues habrá pues que buscar una solución ya que aún pequeños granitos de arena harán un todo que siempre por grande o pequeño que sea, siempre, ayudará a mejorar la situación.

_Gotas de lluvia que remueven el alma_

2 comentarios:

  1. Por desgracia esa es la dura realidad en Oriente, y lo peor es todas aquellas mujeres que aceptan esas vejaciones y humillaciones de maridos, padres, hijos y cualquier varón que se cree con derecho por haber nacido hombre y que se ampara en el Corán interpretando sus escritos como le da la gana. Es triste, y aun mas triste pensar que esto seguirá asi por mucho tiempo.. Y si esto es de lo que nos enteramos imagina todo lo que ocurrirá en pueblos pequeños donde los hombres castigan a las mujeres hasta matarlas y se incubren unos a otros, pueblos en donde no conocen la palabra DERECHO, en donde consideran una cabra mucho más valiosa que una mujer... Es realmente triste pensar que hoy en día, haya lugares en el mundo en donde las mujeres podemos estudiar la carrera que nos parezca y lugares anclados en el pasado donde las mujeres sufren día a día...

    PD: Enhorabuena por el blog Raquel, esta entrada me parece especialmente interesante, tienes mucho futuro y serás una grandísima periodista. A mi me has atrapado. Seguiré leyendo tus entradas.

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  2. TERRIBLE LO QUE CONOCEMOS... PERO HAY MUCHAS HISTORIAS ANONIMAS QUE SON DURAS PARA LA RAZON. EN MIS TRABAJOS COMO REPORTERO EN LUGARES CONFLICTIVOS CENTRO MIS TRABAJOS EN NIÑOS Y MUJRES Y LAS HISTORIAS SON INOLVIDABLES, POR DURAS Y DE SUPERVIVENCIA.
    ME GUSTA ESTA BLOG... CREO QUE YA NO LO ACTUALIZAS NO? PERO LO QUE LEI ME GUSTO

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